Jugar a las escondidas

“A mí me gustaría que los cuentos terminen por la mitad, para que no siempre ganen los buenos”, me dijo una niña de cinco años, aburrida de las historias con finales previsibles y felices. En forma totalmente espontánea, realizó un ejercicio crítico que la dejaba a un paso de dar un giro a la historia y proponer un final diferente. Había sacado un pie de la lectura para ponerlo en la creación. Esa misma niña ahora tiene diez años y en los últimos cinco ha sido sometida a un bombardeo de “controles”, término poco feliz que grafica la forma como se mide el avance lector en los colegios. Argumento, personajes, idea central, ideas secundarias, datos sobre el autor, mensaje de la obra. Una manera de evaluación que me temo ha atrofiado lenta pero sostenidamente sus innatas facultades narrativas. Jugar a las Escondidas, el libro que acaba de publicar Jorge Eslava, retoma este vínculo entre la lectura y la escritura y ofrece “una invitación a escribir cuentos en el aula”. Un libro que recoge su experiencia como maestro de colegio, catedrático, escritor, director de talleres y padre de familia. Y, por supuesto, como entusiasta lector.

Un texto literario debe tocar alguna fibra sensible del alumno. Si ello se logra, más fácil será la discusión en clase, la exposición y contraposición de ideas, la deconstrucción del relato para entender mejor las afinidades y desencuentros del lector con su texto. Una actividad alejada de la rigidez de los cursos convencionales y que se emparenta más con un taller donde el alumno desarrolla habilidades—análisis, abstracción, pensamiento crítico—que pueden ser aprovechadas en toda la malla curricular. Bien orientado, este ejercicio de lectura-crítica-deconstrucción debe dejar al alumno preparado para escribir su propia historia. Porque, como señala Oswaldo Reynoso a propósito de este libro, se trata “del docente jugando con sus alumnos a desarmar un relato, como si fuera un objeto. Después a componerlo. Y, por último, a crear su propio juguete”. Un proceso mucho más complejo que los juegos florales convocados apenas una vez al año como siguiendo, por inercia y por compromiso, una tradición de muchísimos años.

Esta aproximación menos solemne a la lectura y a la escritura demanda del maestro ciertas cualidades. No es fácil estar preparado en este juego de “observar y desarmar un juguete”. Para motivar el debate debe existir un maestro motivado que previamente haya disfrutado del texto. Debe además ser capaz de guiar este proceso de “desarme” y aprovecharlo para introducir conceptos que funcionarán como vigas maestras en la fase de creación. En esta fase de escritura, los retos son incluso mayores. Desde orientar al alumno sobre cómo enfocar su historia—el tiempo, la persona del narrador, la estructura de relato— hasta apoyarlo en su labor de artesano que va moldeando sus párrafos: sugerir dónde introducir un diálogo, dónde añadir un detalle para perfilar mejor al personaje, dónde hacer una digresión para dar respiro a la historia. El maestro debe canalizar la irreverencia, la broma, el desfogue, la confrontación con el mundo adulto, para hacer que una historia levante vuelo, se sostenga en el aire y aterrice de forma sugerente, redonda, creíble, divertida. Un discreto pero atento controlador que ayude al alumno a despegar y le evite durante la ruta turbulencias excesivas o peligrosos contratiempos.

Jugar a las escondidas se aboca a este propósito. Reflexiona sobre la lectura, el quehacer del docente, la escritura en el aula. Proporciona a lo largo del libro referencias bibliográficas y una enterada relación de cuentos propicia para motivar el interés por la lectura en maestros y alumnos. Somete textos al quirófano del crítico y explica el uso de las técnicas narrativas. Plantea una hoja de ruta para estructurar un cuento y propone ejercicios para los alumnos. Un libro que invita al docente a dejar el curso-rutina que repite año tras año para emprender la difícil tarea de promover la escritura de cuentos. Una amistosa y flexible guía para profesores de colegio al cual los padres podemos, aunque sea de reojo, echar una mirada.

vínculos:
Sobre el libro
Entrevista al autor en RPP a propósito del libro
Ponencia de Jorge Eslava sobre los planes lectores

1 comentario

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Una respuesta a “Jugar a las escondidas

  1. Estoy leyendo «El libro del capitán» , otro libro del mismo autor, que nos interesa a todos los que de alguna manera tenemos contacto con niños. Aunque sea sólo de nuestros nietos. Fácil de leer, te captura en sus páginas salpicadas de interesantes historias.
    Alicia

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